Cuando el mundo físico pareció reducirse a las cuatro paredes de nuestros hogares, las empresas se vieron obligadas a acelerar sus planes de digitalización y establecer nuevos mecanismo de contacto con sus clientes a través del comercio electrónico.
La cuarentena cambió las reglas del juego al exigir medidas urgentes para minimizar el impacto de la caída de ingresos. En este escenario, el ecommerce pasó de ser una opción a convertirse en una exigencia.
Según informó en su estudio MercadoLibre, la penetración del comercio electrónico en América Latina fue del 387% durante la semana del 9/4 al 16/4.
Mientras algunos emprendimientos quedaban paralizados ante la crisis sanitaria, otros se reconvirtieron y en algunos casos, se vieron fortalecidos.
En el mismo informe se mencionan que la frecuencia de compra de los compradores durante el período Covid aumentó, revelando que:
⇒ 2 de cada 3 usuarios leales (son los que más compran) volvieron a comprar en la plataforma en tiempos de Covid.
⇒ Los compradores frecuentes (quienes compran de manera regular), ya compraron la mitad de lo que comprarían en un año.
⇒ Los compradores esporádicos (quienes solo hacen compras puntuales), ya superaron la cantidad de compras que harían en un año.
El cambio viene para quedarse.
Como dijo el gran Luca Prodan en su versión del tema «Años» junto a Andrés Calamaro: El tiempo pasa. Nos vamos poniendo «tecnos». Por lo visto, los datos apuntan a que Luca tenía razón y que los consumidores no tendrán dudas a la hora de comprar a través de internet en el futuro.
Las organizaciones deberán analizar la conveniencia de la transición al mundo digital de manera similar a como lo haría cualquier otro negocio, analizar las posibilidades de éxito y entender que será necesario hacer inversiones en este sentido. Deberán entender que el comercio electrónico va más allá de tener una página web, usar redes sociales y vender a través de ellas.
Un punto importante que tomó mucha notoriedad durante la crisis sanitaria, es el llamado distribución de “última milla”. Este término refiere al paso que transcurre desde que el paquete con la mercadería sale del último punto de distribución (tienda, depósito, etc) hasta llegar al último punto, o sea, las manos del comprador.
La venta a través de Internet ha supuesto costos para las empresa, especialmente logísticos, que deben incorporarse al precio final abonado por los clientes. Por tanto, estos costos pueden generar que algunas empresas (sobre todo PYMES), presenten problemas técnicos o financieros a la hora de asumir la transición al universo «on line».